Lumière inventó el cine, pero los bolcheviques inventaron el apagón. Niépce inventó la fotografÃa, pero Stalin hizo desaparecer a los personajes fotografiados, primero en imagen y luego en carne y hueso. A Trotski lo hizo desaparecer de la foto en la que está al pie de la tribuna de Lenin, y luego, por asegurar, lo hizo desaparecer del mundo de los vivos mandando a Ramón Mercader que le clavara un piolet en la sesera. A Stalin le desaparecÃan de la foto incluso sus verdugos favoritos, como Yézhov, jefe de la NKVD y responsable técnico del "Gran terror" de los años 30 historiado por Conquest.
Hay una foto extraordinaria en la que Yézhov pasea junto al rÃo con Stalin y, de pronto, adiós, Yézhov. El rÃo sigue pasando pero el predecesor de Beria ya no está, vÃctima de su propio aparato de desapariciones gráficas. Como de los primeros bolcheviques no quedó casi nadie, el servicio de limpieza de fotos y biografÃas de la Enciclopedia Soviética trabajaba en plan Stajánov. Y aunque no haya pruebas, seguro que entre ellos también se depuraron y se borraron.
El grupo fundador de Podemos, escolanÃa de comunistas de cátedra y chequistas de vocación encabezado por Iglesias, Monedero y Errejón, sin olvidar a la "Primera Dama" (asà se autodenominaba ella) Tania Sánchez, está sufriendo –o disfrutando, desde el punto de vista de los supervivientes- el mismo proceso del grupo primitivo del POSDR (b), el futuro PCUS de Lenin, Trotski, Bujarin, Kámenev, Zinóviev y, en segundo plano, Stalin; con Nadezhda Krúpskaia ostentando el papel de Primera Dama Roja aunque hacÃa años que todos sabÃan que el gran amor de Lenin era Inessa Armand.
La hipocresÃa soviética ocultó a la amante aunque, por suerte para ambas, Stalin dejó que la rusa y la judÃa siguieran viviendo. De los demás, no dejó ni los huecos de las fotografÃas, que se despoblaban según él iba incrementando su poder. Unos eran sustituidos por maderas, tapias o muros de piedra; otros, por árboles y frondosidades raras; otros, por sombras; otros, sencillamente, por nada; desaparecÃan en una grisalla imprecisa, fosa gráfica de la memoria. Aunque se pretendÃa una ciencia, el Materialismo Histórico hizo desaparecer sus materiales. La URSS era un gigantesco yacimiento arqueológico en el que, por arte de magia, alguien habÃa hecho desaparecer todos los fósiles. Pero el público miraba, como si pudiera ver.
A Pável Iglesias, el LeninÃn de la Complu, también se le empiezan a despoblar las fotografÃas. Por de pronto, el héroe ha prescindido de la heroÃna. En vez de Inessa Armand parece disfrutar de la amorosa compañÃa de la que llama "Mamá Pato", la bella portuguesa Marisa MarÃas. Pero una eurócrata añeja no es lo mismo que la heredera de una dinastÃa comunista en Rivas-Vaciamadrid. Tania era una Krúpskaia suburbial, con "una mala leche innegociable", pero del género entrañable. Fue posar en el Vanity Fair, Yo, Dona y otras cuatricomÃas, y adiós, amor, que tengo un juicio. ¿Se les rompió el amor de tanto fotografiarlo o se separaron para que al inmaculado lÃder no le alcanzaran las esquirlas de la corrupción de Rivas, por la que Tania y los Tanios van a tener que responder próximamente?
Pregunta absurda. Si hay que sacrificar algo o alguien, se sacrifica. No hay voluptuosidad mayor en un comunista fetén que sacrificar a los más cercanos, como hizo Fidel Castro con el Che. En el año y medio que estuvo encerrado en Cuba –tras su fracasada aventura africana y su garbeo por la Europa del Este- hasta que lo mandó a morir a los Andes, ni al Che se le ocurrió que Fidel era demasiado cruel, ni a Fidel que debÃa ser más tierno. Y no es muy distinto el caso de Monedero, cuya intimidad con Superpablo ha durado el tiempo en que a Superpablo le ha incomodado esa intimidad.
Monedero es un perfecto ejemplar de cursi totalitario, de machito baboso tÃpico del gorilato venezolano. Pablo Iglesias definió, junto a Willy Toledo, a Hugo Chávez como "un demócrata con agallas", demostrando, como de forma retorcida pero oportuna ha escrito Antonio Elorza en El PaÃs su inclinación por la violencia. Monedero era el cajero del violento y para que Pável pueda seguir presumiendo de ser como Lenin, que utilizó el tren blindado de Alemania para sabotear la Rusia zarista, como ha hecho para justificar, "con agallas", que cobra de Irán, ha sacrificado al tesorero.
Hace unos dÃas le preguntaron si cobraba de Venezuela y respondió: "Yo no he cobrado". Y el "yo" mayúsculo era la guillotina del que sà ha cobrado. Monedero se ha ido porque lo echaban. Por eso, ni uno solo de los lÃderes de Podemos se ha ido con él. Los que no entienden el comunismo, o sea, el marxismo-leninismo, lo encontrarán sorprendente. No lo es. El fin justifica los medios, y siendo el Poder el fin, sacrificar a Monedero es el menor de los sacrificios. Es lo que hubiera hecho Monedero con Pável, de tener ocasión. O Trotski con Stalin. Cambian los personajes, pero el guión no cambia. Las fotografÃas comunistas siempre acaban despoblándose.