La Generalidad pide a los partidos y entidades que asuman los 5,4 millones que exige el Tribunal de Cuentas a los líderes del Procés.
Desesperación en el gobierno catalán. A falta de un día para el pago de las fianzas en el Tribunal de Cuentas por la malversación de fondos públicos en la difusión del proceso separatista en el extranjero, ningún banco se presta a avalar el Fondo de Compensación de Riesgos que la Generalidad se sacó de la manga para evitar los embargos a Artur Mas, Carles Puigdemont, Oriol Junqueras y otros 31 dirigentes independentistas.
La supuesta jugada maestra del nuevo consejero de Economía, Jaume Giró, un independiente afín a Junts per Catalunya procedente del mundo de la banca y los negocios, está topando con los recelos de las entidades financieras, reacias a involucrarse en el pago de las fianzas de los golpistas en el órgano fiscalizador. En ese contexto, se sopesan dos opciones. Por un lado, que sea el Institut Català de Finançes, cuyo accionista único es la Generalidad, quien asuma el pago o, por otro, que los partidos de los dirigentes afectados y las entidades separatistas pongan el dinero de manera provisional hasta que el Govern encuentre un banco que se avenga a avalar el Fondo de Compensación.
La segunda opción es la que cuenta con más números de ponerse en práctica. En ERC están dispuestos a tirar de recursos propios, según desvela el diario independentista Ara, para cubrir los importes que se imputan a Oriol Junqueras y Raül Romeva, quien fuera consejero de Acción Exterior entre 2016 y 2017. Además, la "caja de solidaridad" cuenta con ochocientos mil euros que en una alambicada operación servirían para completar el pago de la sanción por los gastos del primer referéndum ilegal, el del 9 de noviembre de 2014, y liberar los bienes embargados en ese procedimientos de algunos de los encausados en este segundo expediente, el de la proyección internacional del independentismo. Dichos bienes volverían a ser puestos como aval para completar la fianza de 5,4 millones.
En cuanto a las aportaciones anónimas a la "caja de solidaridad", las imágenes de Artur Mas de vacaciones en un superyate alquilado por un amigo millonario parecen haber frenado el entusiasmo independentista. Tampoco ayuda que Mas se haya negado a hacer campaña para recaudar fondos con el argumento de que a él no le corresponde pasar el sombrero.
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