España es uno de los países europeos con menos relación económica directa con Rusia y Ucrania. En parte, es lógico, aunque sólo sea por la distancia: todos los países del mundo negocian con las grandes potencias (China, EEUU, Alemania...) y con sus vecinos. Con el resto, salvo excepciones derivadas de algún producto muy concreto, lo normal es que las relaciones comerciales sean de menor importancia.
Sin embargo, que España tenga menos lazos comerciales con Rusia y Ucrania que Alemania o Suecia, no quiere decir, ni mucho menos, que no se vaya a ver afectada por el conflicto. En primer lugar porque sí hay sectores clave para la economía española en los que las exportaciones y, sobre todo, las importaciones desde aquellos dos países son fundamentales. Y en segundo término porque, a pesar de la apertura de nuevos mercados que se ha producido desde la crisis de 2008-2010 (que obligó a muchas empresas a reinventarse y buscar fuera lo que no encontraban en el mercado nacional), nuestro sector exterior sigue dependiendo fundamentalmente de las ventas a la UE y Reino Unido. O, lo que es lo mismo, puede que Rusia y Ucrania no nos vendan tanto como venden a Alemania o Italia... pero si estos países, y en general el resto de la Eurozona y la UE, sienten los efectos de la guerra (por ejemplo, porque se dispara el precio de la energía que consumen) nosotros lo notaremos también de forma casi inmediata.
Las grandes cifras son las siguientes:
Como apuntábamos, no son dos países con los que España tenga grandes volúmenes de intercambios comerciales. Sin embargo, si entramos al detalle, vemos cómo hay sectores fundamentales en nuestra economía y que apuntan directamente a algunos de los productos más básicos de la cesta de la compra que sí se verán muy afectados por lo que está ocurriendo en el este de Europa. En lo que hace referencia a Rusia, todo el mundo está hablando en las últimas semanas del impacto de la guerra en los precios de la energía. Y el desglose de las relaciones comerciales con España confirma que éste es el principal motivo de preocupación: de los poco más de 6.000 millones de importaciones desde Rusia en 2021, el 84%, más de 5.000 millones, correspondió al capítulo 27 de los códigos Taric (la clasificación arancelaria que se usa internacionalmente para las ventas transfronterizas).
¿Y qué hay en este capítulo 27? Pues "combustibles minerales, aceites minerales y productos de su destilación; materias bituminosas; ceras minerales": en resumen, gas y derivados del petróleo. De hecho, según estas mismas tablas del Ministerio de Comercio, Rusia ocupa el tercer lugar como importador en este epígrafe (con un 11% del total), tras Nigeria y EEUU, y por delante de Argelia. Es cierto que hablamos de mercados con muchos posibles proveedores y que todos los países productores e importadores están buscando alternativas por si se cierra la vía rusa de gas y petróleo. También es verdad que no está claro cómo afectaran las sanciones a las ventas de materias primas energéticas. Pero incluso así, es evidente que habrá mucho trabajo y dolores de cabeza este fin de semana en los despachos de las compañías del sector. Y que todo esto se trasladará al bolsillo del consumidor de una forma u otra.
Algo parecido pasa con nuestras relaciones comerciales con Ucrania. En el agregado parecen, relativamente, de poca importancia. Pero cuando desglosamos, hay detalles muy importantes. Es verdad que sólo importamos mercancías por valor de algo menos de 1.550 millones de euros. Pero también es cierto que hay dos productos clave en la cesta de la compra y en la agricultura para los que dependemos de las importaciones ucranianas. Porque de esos 1.550 millones, casi 1.000 se reparten exclusivamente entre aceite de girasol (422 millones) y maíz (510 millones).
Y no es sólo que las compras que hacemos a Ucrania se concentren en estos dos productos. Es que, además, este país es el primer proveedor de ambas mercancías:
En los productos agrícolas, puede haber mucha variación de una campaña a otra en función de la cosecha (tanto la cosecha en España como en los países de los que importa estas mercancías). Pero mirando los últimos años, tanto en 2019 como en 2021, con pandemia y sin ella, vemos que Ucrania ha sido uno de los principales proveedores en estas dos mercancías tan importantes.
En lo que hace referencia a las exportaciones, la concentración de ventas desde España a Rusia o Ucrania es mucho menor que en las importaciones (y también lo son las cifras totales). De esta manera, no parece que vaya a haber un sector que se vea directamente tan afectado como en lo que tiene que ver con las importaciones, aunque sí impactará duramente en las empresas que tengan lazos con estos mercados. Maquinaria y vehículos (incluyendo vehículos agrícolas) son los que encabezan el listado de exportaciones españolas hacia estos dos países; pero sin que ninguno de los dos mercados esté en los primeros puestos de la lista de ventas al exterior desde España.
Dos apuntes más en cuanto a los lazos económicos entre España, Rusia y Ucrania. El primero tiene que ver con el turismo. Y aquí todos pensamos en los rusos, una de las nacionalidades que más ha incrementado sus visitas a nuestro país en la última década. Así, según los datos de Frontur (Movimientos Turísticos en Frontera) que recoge el INE para 2019 (hemos preferido, para el turismo, coger cifras pre-pandemia), en aquel año nos visitaron 1,3 millones de turistas rusos (12º país por procedencia de los turistas). Recordemos que en 2019 tuvimos más de 83 millones de visitantes, por lo que 1,3 millones (el 1,6%) puede no parecer demasiado. Sin embargo, el turista ruso suele ser un visitante de alto poder adquisitivo y que gasta mucho, así que en las zonas en las que suele concentrarse (Cataluña y Valencia son sus principales destinos), habrá muchos establecimientos hoteleros y tiendas de alta gama que les echarán de menos.
Por último, lo que tiene que ver con los rusos y ucranianos que residen en España. Según los datos del Padrón del INE, en nuestro país viven 79.485 rusos (25.093 en Cataluña y 22.264 en Valencia) y 112.034 ucranianos (algo más de 23.000 en Cataluña y Madrid, 21.780 en Valencia y 17.414 en Andalucía).
Uno de los yates de Abramovich, el Solaris, está en la capital catalana, mientras que el otro, el Eclipse, en San Martín en el Caribe.
La agricultura, los productos energéticos y los metales preciosos, en espiral alcista por la ciris rusa.
Las asociaciones agroalimentarias vaticinan nuevas subidas de precios por los problemas de suministro de cereales.
Libertad Digital ha charlado con algunos ucranianos residentes en España, muchos de los cuales siguen en shock tras la invasión rusa.