Alexis Tsipras ya puede respirar algo más tranquilo. Con 10.300 millones más en la cuenta corriente, el Gobierno griego siente que el nivel del agua ha bajado. No se han acabado los problemas, ni mucho menos, pero la patada a seguir que Atenas utiliza como táctica desde 2010 ha vuelto a dar resultado. Más o menos la dinámica es la siguiente:
Es cierto que en todo esto hay mucho de postureo político. Ni Angela Merkel, ni Jean-Claude Juncker ni Pierre Moscovici se están jugando su dinero. Probablemente, si el patrimonio que estuviera en juego fuera suyo y no de todos sus contribuyentes, su nivel de exigencia para con el Ejecutivo heleno sería más elevado.
Pero aún así, puede ser desconcertante para el ciudadano medio preguntarse por qué llevamos seis años repitiendo este proceso cada poco tiempo. O por qué países como Irlanda o Chipre fueron rescatados después y salieron antes de la vigilancia de los acreedores. No sólo eso, sino que además están creciendo a tasas positivas, han reducido su déficit público por debajo del 3% del PIB y afrontan una recuperación sostenida. ¿Y Grecia? ¿Qué hace especial al país heleno?
Este miércoles, Guy Verhofstadt, líder del grupo ALDE (Grupo de la Alianza de los Liberales y Demócratas por Europa) en el Parlamento Europeo ofrecía una rueda de prensa en Bruselas para explicar esta contradicción y ha presentado un informe: "La verdad sobre Grecia. Una tragedia griega y un drama europeo". Su argumentación es novedosa, entre otras cosas porque rompe por completo con el discurso predominante en estos años. En su opinión, el problema con Atenas no ha sido de austeridad ni la quiebra del Estado heleno viene provocada por haber seguido al pie de la letra los dictámenes de la troika. Más bien al contrario, lo que ha ocurrido es que los sucesivos Gobiernos griegos se han ido saltando una y otra vez lo que prometían en los memorándums (MoU) que firmaban con la UE (o bien no aprobaban las leyes a las que se habían comprometido o no las aplicaban):
Las instituciones están obligando al Gobierno griego a adoptar leyes que nunca son aplicadas. Tsipras continúa las políticas de sus predecesores, aprueba leyes, pero es incapaz de ponerlas en marcha. Mientras tanto, nada se hace sobre corrupción, para hacer a Grecia más competitiva o para crear una sociedad que pueda ser más próspera. El sistema clientelista continúa consolidándose. Están ordeñando la vaca, como los anteriores gobiernos han hecho. No veo ninguna diferencia.
Las cifras que ha ofrecido Verhofstadt son llamativas:
Y no es sólo eso. Las cifras macro corroboran las quejas de Verhofstadt, que ofrecía su rueda de prensa junto a Stavros Theodorakis líder del opositor Potami. Desde 2008, el país ha visto caídas del PIB en todos los ejercicios, excepto en 2014, justo antes de la llegada de Syriza al poder, cuando creció al 0,7%. El nivel de deuda pública sobre el PIB ronda el 180% y el déficit público en 2015 fue del 7,2%. El paro está cerca del 25% y nadie espera que baje del 20% en el corto plazo. Como decíamos, la previsión oficial de la Comisión para este año apuesta por una caída del PIB del 0,3%.
En este punto, ALDE exige tanto a conservadores como socialistas, los dos principales grupos del Europarlamento, que cambien su enfoque con respecto a Grecia. Y a los populistas que ayudaron a Tsipras a alcanzar el poder, también les recuerda cómo han fracasado sus recetas frente al ejemplo irlandés o chipriota que, con muchas dificultades, eso nadie lo niega, han conseguido volver a la senda del crecimiento y la creación de empleo tras su rescate. Sus recetas son:
No es un programa sencillo. Tampoco son medidas que sólo aprovecharían a Grecia. Pero está claro, después de seis años, que lo realizado hasta ahora no ha funcionado. Ni los europeos se fían más de Atenas ni en el país heleno están especialmente contentos con cómo se han hecho las cosas hasta el momento. Sin embargo, no parece que ni Syriza esté muy dispuesto a acometer las reformas liberalizadoras que le piden, ni la Comisión mira mucho más allá de la corrección a corto plazo de las cifras de déficit. ¿Nos veremos dentro de seis meses, en otro Eurogrupo, discutiendo el siguiente tramo del rescate? Ya llevamos seis años, así que tampoco sería tan extraño…
La eurozona también detalló las medidas para reestructurar la deuda griega. El FMI podría sumarse al tercer rescate.
El Parlamento griego aprueba nuevas subidas de impuestos y un mecanismo de recortes automáticos en caso de desvío presupuestario.