No abundan las buenas noticias para la economía española. De hecho, en este 2012 tan complicado, puede que sólo uno de los grandes datos de Contabilidad Nacional permita algo de optimismo. Se trata de las cifras de las exportaciones. El problema es que la ralentización de la economía de la Eurozona (donde se concentran los principales clientes de España) amenaza también este aspecto.
Desde el comienzo de la crisis, las ventas de las empresas españolas al exterior (tanto bienes como servicios) han aumentado con fuerza. En 2010, las tasas interanuales de crecimiento de las exportaciones superaron el 10% durante los cuatro trimestres; una tendencia que se mantuvo en 2011, aunque los incrementos fueron algo menores. De hecho, uno de los datos más esperanzadores de los últimos tiempos son los apenas 755 millones de euros de déficit que registró la balanza por cuenta corriente (el saldo entre compras y ventas) en el mes de mayo.
Hacía muchos años que España no se acercaba tanto al equilibrio. En realidad, lo que quiere decir este dato, y por eso es tan importante, es que los españoles sólo tuvieron que pedir 755 millones prestados al exterior. No es una cuestión baladí, y menos teniendo en cuenta que la falta de financiación actual y el exceso de créditos en el pasado han sido en buena medida los causantes de la presente coyuntura.
Sin embargo, según los datos de Contabilidad Nacional del primer trimestre de este año, entre enero y marzo el montante de las exportaciones españolas sólo creció un 2,2%. Es un peligroso descenso que anticipa que podría cerrarse la vía de salida que están encontrando muchas empresas en apuros: buscar mercados en el exterior y suplir con su imaginación la caída de la demanda interna.
Hay que recordar que los mercados emergentes, los llamados BRICS -Brasil, Rusia, Indica, China, Sudáfrica- y otros, siguen representando un porcentaje muy pequeño de las ventas españolas. Mientras, Francia mantiene el 19%, Alemania casi el 12%, y Portugal, Reino Unido e Italia que están entre el 9 y el 10%. Es decir, que entre estos cinco países suman cerca del 60% de las exportaciones, incluso a pesar de su relativo declive en los últimos años.
Esta semana se han conocido muchos datos sobre cómo evolucionan los grandes países de la UE. Y casi ninguno deja motivos para el optimismo. Por ejemplo, según reconocía el Banco de Francia, el país galo sufrió una caída del PIB del 0,1% en el segundo trimestre y su nueva encuesta mensual de coyuntura económica vaticina un retroceso similar entre julio y septiembre. Si finalmente este pronóstico es cierto, Francia habría entrado oficialmente en recesión, encadenando dos trimestres consecutivos en negativo.
Del mismo modo, el Banco de Inglaterra también reducía sus expectativas para este año y el que viene, tras reconocer que la economía británica se había contraído en los seis primeros meses de 2012. Por su parte, Italia admitía el lunes que su PIB cayó el 0,7% en el segundo trimestre (un 2,5% en tasa interanual) y Alemania presentaba el miércoles un mal dato de producción industrial (-0,9%), algo clave en un país tan centrado en las exportaciones y la industria.
De hecho, en la locomotora de la UE también están muy preocupados por lo que ocurre en el resto de la UE. Para el segundo exportador del mundo tras China, el colapso económico en algunos de sus principales mercados es una pésima noticia. Casi el 60% de las ventas de las empresas germanas se dirigen a la UE. Y una cuarta parte del comercio con sus socios europeos (o el 15% del total) se dirige a los PIGS (España, Italia, Grecia y Portugal). Por eso, entre otras cosas, sus exportaciones cayeron en junio a niveles de 2009, con una caída del 7,8% respecto a un año antes.
De esta manera, lo que podría dar la puntilla a la debilitada economía española sería una ralentización de la demanda en Alemania, Francia, Italia o Reino Unido. Y eso es precisamente lo que parece que podría ocurrir. Todos los organismos internacionales apuntan a que la economía de los principales países de la UE (también de EEUU) crecerá menos en 2012 y 2013 de lo que estaba previsto.