Al entrañable Paul Atónito –doctorado en viveza y despabilador de ingenuos– le huele a chamusquina que quienes ayer mismo ninguneaban al Atleti, hoy por hoy se hagan lenguas celebrando sus méritos.
Don Antonio Fortuny discrepa con razón, con tino y con criterio, del popurrí conceptual con el que un servidor de ustedes aliñó el intercambio de pullas y lindezas entre un Ribéry menguante y un Griezmann creciente.
François Hollande -un hombre que es capaz de meterse en un charco en mitad del desierto- ha puesto al fútbol galo como chupa de dómine y a los integrantes del equipo ¿nacional? como no digan dueñas.